Fonelas

Municipio del Geoparque de Granada

El municipio se encuentra en el Geoparque de Granada, que forma parte de la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO.

Fonelas

El término municipal de Fonelas ocupa 97 km2 en pleno centro de la hoya de Guadix y casi en el centro de la provincia de Granada.

El pueblo se sitúa junto al eje norte-sur creado por la vega del río Fardes que, rodeado de cárcavas, es el paso obligado entre Guadix y la mitad norte de su comarca.

Además, aprovechando los valles que se abren hacia Pedro Martínez y Huélago, permite salir de la hoya hacia el oeste para acceder a los Montes Orientales y Sierra Arana y, desde allí a Granada y Jaén.

Limita con los municipios de Purullena, Benalúa, Guadix, Villanueva de las Torres, Pedro Martínez y Huélago. Por su término discurre el río Fardes.

Geoparque de Granada

Debido a su gran riqueza paisajística e interés geológico y paleontológico, todo el municipio se encuentra en el Geoparque de Granada, que forma parte de la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO.

Climatología

El clima es de tipo mediterráneo (con veranos secos), pero continental (fuerte contraste veranos muy cálidos e inviernos muy fríos) y semidesértico (apenas 300 l/m2 de lluvias al año).

Ocupación

La escasez de lluvias ha llevado a concentrar la agricultura en los regadíos de la vega del Fardes, quedando el resto del territorio dedicado a pastos o al cultivo de cereales de secano y almendros.

En la actualidad, sus más de 900 habitantes se dedican esencialmente a la agricultura y la transformación de la madera generada en las plantaciones de álamos de su vega.

Geodiversidad

En un antigua llanura

Hace millones de años

Tras más de 200 millones de años bajo el mar, el choque entre Europa y África elevó las sierras que nos rodean. Así, entre hace 5,5 y 0,5 millones de años, las hoyas de Guadix y Baza quedaron como un área hundida y rodeada de montañas que impedían la salida del agua hacia el mar (cuenca endorreica).

Un antiguo y gran lago

Los ríos y arroyos procedentes de las sierras rellenaron la cuenca de sedimentos hasta convertirla en una gran llanura. Aún podemos ver sus restos en los llanos del Marquesado, Hernán-Valle o Darro-Diezma. En la mitad occidental de la cuenca (Hoya de Guadix), la llanura era recorrida de sur a norte por un gran río (antepasado del actual Fardes) deshilachado en numerosos cauces entrecruzados y separados por bancos de arena (cauce trenzado o anastomosado), y rodeado de pantanos y lagunas. Incluso hubo un periodo en que todo el espacio entre Fonelas, Gorafe y Huélago estuvo ocupado por un gran lago.

Antepasado del actual río Fardes

Este río, que tendría grandes crecidas en invierno y primavera, inundaba el centro de la llanura dejando grandes depósitos de arcilla y suelos húmedos que se cubrían en verano de pastos, mientras que el resto de la región quedaba sin hierba debido a la sequía.

Animales

Miles de herbívoros y sus predadores se agrupaban en la llanura durante el verano para aprovechar estos herbazales. Esto nos recuerda mucho a los ecosistemas africanos de Masai Mara o del Okavango y, como ellos, estaban poblados de elefantes, antílopes, cebras o hienas cuyos restos se han conservado en yacimientos como Fonelas P-1. 

Estación Paleontológica Valle del Río Fardes: https://www.igme.es/epvrf/estacion/

El tiempo de las grandes manadas

Yacimientos paleontológicos

Los sedimentos que se iban acumulando en la gran llanura que ocupaba la actual Hoya de Guadix atraparon y protegieron numerosos restos de los animales que vivían en ella. Esto ha dado lugar a la formación de decenas de yacimientos paleontológicos.

Registro fósil

Este registro fósil es imprescindible para entender cómo ha evolucionado la fauna europea entre hace 5,5 y 0,5 millones de años. Fonelas es una pieza fundamental en este patrimonio. Entre los más de 60 yacimientos localizados en su entorno, destaca por su importancia Fonelas P-1, considerado Lugar de Interés Geológico de importancia mundial.

Antiguo cubil de hienas

El yacimiento Fonelas P-1 se formó hace 2 millones de años gracias a la acumulación de restos de los animales que servían de alimento a la hiena más grande que ha existido jamás en Europa (Pachycrocuta brevirostris), que alcanzaría un peso de 200 kgr.

Fauna y ecosistema I

Las 24 especies de grandes mamíferos presentes en este antiguo cubil de hienas nos permiten adentrarnos en una fauna y ecosistema sorprendentes. Entre las especies se cuentan las últimas jirafas de Europa occidental, las cabras montesas más antiguas del mundo y nuevas especies de jabalíes, chacales y tejones. 

Fauna y ecosistema II

En esos momentos, en las llanuras de la subcuenca de Guadix crecían grandes pastizales recorridos por mamuts y manadas de cebras, parientes primitivos de los bisontes y antílopes. Y todos ellos servían de alimento a tigres de dientes de sable, lobos primitivos y a las propias hienas.

Primeros humanos

Fonelas P-1 también nos muestra el proceso de formación de la fauna que, cerca de un millón de años después, integrará a los primeros humanos que lleguen a los ecosistemas ibéricos.

Visitas guiadas

El yacimiento ha sido habilitado para visitas guiadas que nos permiten acercarnos a este sorprendente ecosistema. https://www.igme.es/epvrf/estacion/

Las cárcavas o bad-lands

Un mar de cerros y barrancos

Hace medio millón de años, todo el paisaje empezó a cambiar. Lo que era un pequeño afluente del Guadalquivir va a ir remontando su cabecera en las cercanías de los actuales pueblos de Hinojares, Pozo Alcón y Cuevas del campo hasta contactar con la antigua cuenca cerrada de las hoyas de Guadix y Baza. Este río, antecesor del actual Guadiana Menor, empezará a llevar el agua de la zona hacia el Guadalquivir y a erosionar la antigua llanura.

Transformación del valle

Tras formarse el valle del actual río Fardes, sus afluentes laterales acabaron formando un laberinto de ramblas y barrancos separados por crestas afiladas de cerros: los <bad-lands> o cárcavas.

Paisaje de hoy

Las cárcavas son hoy el paisaje más característico de Fonelas, especialmente al este del río Fardes (entorno de la Ermita de San Torcuato y bajo los puntales de Torre Guájar, Belijaca o Becerra), pero también al oeste del río (Barrancos del Pocico y La Iglesia, Las Aguillas, Frontina).

Cárcavas

Las cárcavas eran poco apreciadas porque era muy difícil obtener recursos (apenas pastos de invierno, esparto y caza menor). Sin embargo,este paisaje único en Europa puede convertirse en un recurso turístico importante.

El oasis del Fardes

El río que está solo

Al río que riega las tierras de Fonelas, los árabes lo llamaron <Waddi Faqat> o <Waddi Fardis>, el único río, el río que está solo. No hay ningún otro en la Hoya de Guadix. 

Vega del río Fardes

Tras medio millón de años ahondando y ensanchando su valle, y rellenando su fondo de arenas, el Fardes ha creado la vega de Fonelas. Esta aparece como un oasis alargado en medio del semidesierto. Junto con otras vegas de las hoyas de Guadix y Baza, son lo más parecido en Europa a los oasis fluviales de los ríos <Draa> o <Ziz>, en el sur de Marruecos.

Acequias y agua

La vega de Fonelas agrupa a los terrenos que han atraído más la atención de sus habitantes durante siglos. Provistos con el agua de las acequias y ricos suelos de aluvión, podían producir las mejores cosechas y aportar pastos de verano al ganado. En este paisaje humanizado, las acequias que extraen el agua del Fardes (Batán, Del Lugar, Palomar Bajo, Ceque, Parteros, Callejas, Peñas Blancas, Las Chozas, Almida o Cerrá de la Lava) son fundamentales al aportar el agua necesaria para mantener los cultivos.

Estado actual de la vega

El trabajo de los agricultores ha cambiado mucho la vega, por lo que es difícil imaginar cómo era en su estado natural. En tiempos recientes, algunas áreas no se cultivaban por ser demasiado húmedas o estar demasiado expuestas a las inundaciones. En los mapas de 1888, estas aparecen como prados que recibían ganados durante el verano. Y en la orilla del río aún pueden verse álamos blancos, sauces, olmos y algún fresno, último testimonio de los densos bosques que cubrieron la vega. 

Estado de la vega en periodos más antiguos

Para periodos más antiguos, el mejor testimonio del primitivo ecosistema del Fardes procede del yacimiento argárico de la Cuesta del Negro (Purullena). Hace 4000 años, en el río había castores, y en los densos bosques que ocupaban la actual vega vivían ciervos, caballos y toros salvajes, corzos, lobos, linces y osos. 

Viviendo de la tierra

Cuevas-vivienda

El testimonio más importante de la adaptación de los habitantes de Fonelas al sustrato geológico son las cuevas-vivienda, en las que aún viven buena parte de ellos. Aunque se han picado cuevas-vivienda en la hoya de Guadix desde el siglo XII, se hacen habituales desde que la región queda expuesta a las incursiones cristianas en el siglo XIII. Entonces, las cuevas-vivienda aparecen como una solución al no poder ser destruidas como las casas.

Ventajas de las cuevas-vivienda

Las cuevas-vivienda se excavan en terrenos arcillosos que impiden las filtraciones de agua y aseguran temperaturas constantes de 18º-20º C durante todo el año. Aunque durante mucho tiempo fueron consideradas viviendas para pobres, sus virtudes hacen que hoy estén muy solicitadas, pasando algunas de ellas a convertirse en casas de lujo o alojamientos turísticos.

Recursos geológicos

Además, los habitantes de Fonelas han obtenido otros recursos de la tierra. Así, aún pueden verse canteras y hornos de yeso en el cortijo de Santa Ana (al norte del pueblo) o canteras subterráneas de arcilla para hacer cerámica en el barrio de la Iglesia o junto al cortijo del Conejo. Por su parte, las calizas lacustres del entorno eran usadas para producir cal, como demuestra una gran calera que aún puede verse en la parte más alta del casco urbano.

Canteras para construir la catedral

Finalmente, las mejores calizas lacustres, visibles en un afloramiento cercano al cortijo de la Almida (también al norte de Fonelas), fueron aprovechadas en el siglo XVIII para construir la catedral de Guadix, dejándonos como prueba varias canteras.

Biodiversidad

El desierto vivo

Esparto, matorrales y pastos

Las grandes extensiones de espartales, matorrales bajos y pastos de las cárcavas que rodean el valle del Fardes son la vegetación más característica de Fonelas. Sin embargo, hasta ahora ha sido poco apreciada por sus habitantes. Si querías sacar adelante a tu familia, lo mejor era tener unas hazas en la vega. Si te tocaba tener que vivir de los cerros, tenías que limitarte a unos cultivos de cereales de secano expuestos a las sequías, a pastos incapaces de mantener grandes rebaños o a sobrevivir recolectando esparto o trampeando conejos y perdices.

Semidesiertos

Sin embargo, nuestra visión del semidesierto está cambiando. Hoy sabemos gracias a los científicos que están llenos de tesoros, con grandes yacimientos arqueológicos y paleontológicos, y se trata de ecosistemas naturales con animales y plantas únicos en todo el planeta.

Recursos en el semidesierto

Además, estos paisajes son únicos en Europa. Esto está llevando a que sean cada vez más apreciados y visitados por turistas de todo el mundo. Así, lo que antes era considerado un símbolo de pobreza podría convertirse, si lo cuidamos y aprendemos a venderlo bien, en un recurso que podría llevar a que el turismo contribuya de forma creciente a la economía de Fonelas.   

Espartos y matojos

Esparto

Buena parte del semidesierto aparece cubierto de matorrales bajo y grandes hierbas perennes. Entre estas últimas, la más abundante y extendida es, sin duda, el esparto, que ha tenido gran importancia económica para la zona en los siglos XIX y XX. El albardín, parecido pero más pequeño, lo sustituye en suelos salinos, donde crece en compañía de salaos blancos, salaos negros, sisallos o tamujos. 

Salaos negros

Los salaos negros destacan por generar pequeños frutos rodeados de alitas membranosas de colores rojos, rosas o blancos. Cuando la fructificación es abundante, el semidesierto se llena en octubre de fogonazos de color muy atractivos para los fotógrafos. En abril pasa algo parecido, pero con las matas espinosas de las aulagas, que se llenan de flores amarillas.

Otros arbustos

El resto de los arbustos, salvo la retama, son más escasos. Junto a los espinos negros destaca el pítano, un matorral emparentado con las coles que tiene en Fonelas una de las pocas poblaciones que sobreviven en todo el planeta.

Enebros y sabinas

También escasean los enebros de miera y sabinas moras, que pueden verse crecer en los roquedos calizos que afloran en algunos taludes cercanos a la carretera que va hacia los baños de Alicún. Aquí también crece el único árbol del semidesierto, el pino carrasco, que hemos extendido usándolo en plantaciones forestales.

Colores de primavera

Flores en el semidesierto

Si el otoño e invierno han sido lluviosos, el semidesierto se cubre de pastos que, ya en abril, se cubren de flores. 

Flores amarillas y blancas

Las flores amarillas más espectaculares las produce una planta parásita en sus grandes espigas: la vara o jopo amarillo. También encontramos escasos tulipanes salvajes, también amarillos. Y en mayo, la alcaparrera nos da grandes flores blancas.

Flores blancas y rosas

Las plantas de la familia de las margaritas llegan a formar grandes manchones florales blancos o amarillos. Estos manchones florales aparecen salpicados por el rosa de las collejas y geranios salvajes, por los amarillos y rosas de los cardos o por los rojos y violetas de las amapolas.

Guía de plantas de la zona

En primavera es el momento de salir al campo con una guía de plantas de la zona, y disfrutar aprendiendo un poco de botánica. 

Ver: Guía de campo, LA VIDA EN EL SEMIDESIERTO DE GRANADA. Estación paleontológica Valle del río Fardes (EPVRF) del IGME en Fonelas (Granada) por José Antonio Garrido-García, 2020

Revoloteando entre las flores

Flores de primavera

La explosión de flores de la primavera supone para los insectos un periodo de abundancia. Los veremos comiendo hojas, tallos, polen, néctar y, más adelante, semillas.

Mariposas

En primavera, es el momento de observar y fotografiar a las cerca de 50 especies de mariposas diurnas que revolotean en el semidesierto. Momento de aprender sobre cómo viven y se relacionan los insectos de este ecosistema.

Ver: “Guía de campo, LA VIDA EN EL SEMIDESIERTO DE GRANADA. Estación paleontológica Valle del río Fardes (EPVRF) del IGME en Fonelas (Granada) por José Antonio Garrido-García, 2020”

Otros insectos

Para observarlos, basta con detenerse junto a una masa de flores, que visitarán abejas domésticas y salvajes, escarabajos anaranjados o de colores metálicos o una gran diversidad de avispas y moscas. Y junto a ellos, su compañía de predadores, formada por una gran variedad de arañas, por chinches, moscas y avispas cazadoras. 

Escamas, pelos y plumas

Aves en el semidesierto

El semidesierto es muy rico en aves. Las más llamativas son sin duda las águilas reales, las collalbas negras o los escandalosos críalos. Pero también podemos detenernos a oír los cantos de los trigueros subidos a las copas de las retamas, o el de las cogujadas asomadas a algún puntal rocoso.

Lagartijas, culebras y sapos

El resto de los vertebrados son más huidizos, aunque es relativamente fácil cruzarse con lagartijas colilargas o colirrojas, culebras bastardas, de herradura o escalera, o en los periodos lluviosos de primavera y otoño, encontrarnos con sapos corredores que buscan alguna charca temporal.

Cabras, conejos, jabalíes, zorros…

Por su parte, salvo por la aparición fugaz de alguna cabra montesa, zorro o conejo, lo mejor para acercarnos a los mamíferos es rastrearlos buscando sus huellas. Así, descubriremos que el semidesierto está poblado de jabalíes, tejones, garduñas, ginetas y gatos monteses.

Viviendo del monte

Recursos del semidesierto

Al igual que ocurría con los recursos geológicos, los habitantes de Fonelas también han aprovechado los recursos del semidesierto.

Esparto

El más importante de ellos es el esparto, que llegó a aportar mucho dinero en algunos periodos entre 1860 y 1960. Aunque se usaba desde el Neolítico para crear cuerdas, calzados y recipientes de cestería con sus hojas entretejidas, en esta época se convirtió en una materia prima muy solicitada por la industria papelera, que llegó a instalar una fábrica en la vecina Benalúa. Hoy se sigue cogiendo esparto, pero con una intensidad mucho menor.

Alcaparra

Otra planta importante fue la alcaparrera, cuyos botones florales (capotillos) y frutos tiernos (pirulos o capotas) estuvieron muy solicitados por la industria conservera en las décadas de 1970 y 1980. Su recolección proporcionaba ingresos que mejoraron la situación de muchas familias del pueblo.

Trufas blancas

Más desconocidas son las papas de tierra o trufas blancas, que crecen en los espartales. Solo los entendidos saben dónde, cuándo y cómo buscarlas. Un secreto bien guardado que tiene como recompensa alguna comida deliciosa.

Historia de Fonelas

Poblados y tumbas

Antepasados

Nuestros antepasados llevaban ya más de un milenio cultivando y criando ganado en la Hoya de Guadix. Pero hace aproximadamente unos 4500 años algo cambió y empezaron a organizarse construyendo grandes poblados y dólmenes. Al parecer, los habitantes de un poblado situado al norte de Fonelas (Llanos de la Almida) levantaron dólmenes que servían como tumbas y como señales. Situados en lugares altos o junto a caminos, avisaban a los viajeros de que estaban entrando en un territorio que tenía dueño. Los cadáveres eran enterrados junto con cerámica y herramientas de sílex o, más raramente, de cobre. Además, en una de sus tumbas nos dejaron el retrato más antiguo que se conoce de un habitante de Fonelas.

Poblados abandonados

Hace 3800 años estos poblados y tumbas fueron abandonados. Pueblos procedentes de las estepas asiáticas, que domesticaron los caballos y pudieron formar así ejércitos de caballería con armas de bronce, entraron en Europa. En esta época apareció en Andalucía oriental la cultura del Argar. 

Situados en las cimas

Las frecuentes guerras hacen que ya todos los asentamientos se sitúen en la cima de cerros fáciles de defender y rodeados de murallas. Entierran a sus muertos dentro de grandes vasijas de cerámica, a veces incluso dentro de sus propias casas. En esos momentos aparecen los poblados del Cerro del Gallo, entre Fonelas y Benalúa, y el de la Cuesta del Negro, ya en Purullena.

Reutilización de los dólmenes

Ya al final del periodo argárico (entre el 1200 y 700 aC), las costumbres vuelven a cambiar, y muchos de los antiguos dólmenes son reutilizados como lugar de culto o enterramiento.

Dólmenes de Fonelas

Los dólmenes del entorno de Fonelas simbolizan la complejidad cultural y capacidad técnica de sus habitantes en las edades del Cobre y el Bronce. Aunque en un número menor que en el cercano valle de Gorafe, aún pueden verse muchos de ellos al oeste y sur del pueblo.

Vigilado el valle

Frontera entre musulmanes y cristianos

Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y la conquista de la mayor parte de la actual provincia de Jaén por parte de los castellanos, todas las tierras entre Úbeda y Guadix quedaron en una frontera sometidas a frecuentes ataques musulmanes y cristianos.

Asentamientos alejados

Este estado continuo de guerra provocó el abandono de las fortificaciones y aldeas que explotaban las vegas de Villanueva de las Torres, Dehesas de Guadix, Guadahortuna y Fonelas. Únicamente quedaron algunos pequeños asentamientos alejados de las vías de comunicación, sólo ocupados temporalmente para plantar o recoger cereales en las tierras cercanas o por pastores que podían huir con su ganado en caso de ataque.

Torres de vigilancia

Se mantuvo es un sistema de torres de vigilancia que, como las de Guájar, Fonelas o Cúllar, podían alertar de las incursiones cristianas a las guarniciones de Guadix o Baza gracias a señales de fuego o humo. Situadas en los puntos con mejor visibilidad de todo el territorio, los entornos de estas torres son hoy unos miradores excepcionales para contemplar los valles y cárcavas de la hoya de Guadix.