Santuario de San Torcuato

Santuario de San Torcuato

En el paraje conocido como Face Retama se encuentra el complejo cultural de San Torcuato formado por las ermitas antigua y nueva y por un complejo monacal subterráneo de veinticinco salas. Diversas tradiciones y narraciones antiguas están relacionadas con la vida del primer obispo de Guadix, Torcuato y su supuesto martirio acaecido según éstas en este paraje.

Fases Constructivas: s. XVI – XVII

La primera fase se extendería entre los siglos XVI-XVII con la creación de un monasterio uniendo posibles hábitats medievales dispersos en el interior del cerro. Tenía la función de refugio otoñal-invernal de trashumancia.

Fases Constructivas: s. XVIII

La segunda fase de ocupación cristiana se desarrollaría a lo largo del siglo XVIII, con la obra de ampliación de la iglesia del santuario.

Fases Constructivas: Época contemporánea

La tercera fase, ya en época contemporánea, consistiría en una restauración del santuario y de la ermita a gran escala.

Distribución

El conjunto de salas subterráneas del conjunto de San Torcuato se distribuyen según patrones funcionales. Las primeras salas que encontramos se dedican a labores agrícolas-ganaderas, las siguientes al mantenimiento y alojamiento de la comunidad, a continuación la zona del culto y de recepción de viajeros, para terminar con la zona de acceso restringido o de clausura, donde se guardarían los elementos rituales más importantes para la comunidad, como textos sagrados, reliquias, etc.

15 de mayo – San Torcuato

Todos los años se realiza una peregrinación a este conjunto el 15 de mayo, día de S. Torcuato. Más información en la sección Eventos.

Cerca del monasterio encontramos una pequeña ermita en honor a San Torcuato, pertenece al término municipal de Guadix. Aquí encontramos el Olivo de San Torcuato. Cuenta la tradición que en este lugar San Torcuato fue martirizado y enterrado, siendo sus restos trasladados en el siglo X a Celanova (Orense).

La Catedral de Guadix conserva algunas reliquias, como “El Brazo Santo”, “La Mandíbula” y el “Calcáneo” (hueso poco conocido por no encontrarse expuesto a los fieles). La Hermandad Diocesana de San Torcuato transmite que, según la leyenda, “habiendo plantado un olivo a la entrada de la iglesia, todos los años en la víspera de la fiesta éste se cubre de flor que al día siguiente se ha convertido en hermosas aceitunas, que el público devoto se apresura a coger para usos devotos, siendo tal que da para llenar varios canastos de ellas”.